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AMAXOFOBIA: MIEDO EXCESIVO AL CONDUCIR


Diversos estudios señalan que una de cada cuatro personas puede presentar amaxofobia, o miedo excesivo al conducir.

El término amaxofobia proviene del griego amaxo (carruaje) y fobos (miedo). Esta fobia consiste en un miedo inexplicable y desmedido a sentarse frente al volante de un automóvil y podría estar motivado por el temor a causar o verse involucrado en un accidente vial.

¿Qué la provoca?


La amaxofobia suele originarse tras haber sufrido un accidente de tránsito, pero existen otros motivos que también la desencadenan, como el temor que causa la manera de conducir de los demás, la sensación de incompetencia o la falta de pericia al volante.

El estrés excesivo es otro detonante de este padecimiento. El tráfico denso –como el de muchas ciudades del país– suele ocasionar desde faltas de cortesía hasta acciones de extrema agresividad. Estas situaciones pueden provocar ansiedad en quienes padecen amaxofobia y, en casos graves, histeria y ataques de pánico. Detrás de estos padecimientos está la idea del riesgo inminente de un accidente de tránsito. Comprensiblemente, estas personas no quieren volver a tener estas experiencias negativas y, con el tiempo, su rechazo a conducir se hace más pronunciado, hasta que deciden dejar el volante por completo.

Sin embargo, es evidente que esta actitud de evasión no favorece la vida social ni laboral de las personas con amaxofobia, ya que, al no considerarse capaces de conducir hacia ningún destino, evitan salir de su casa si no cuentan con alguna alternativa de transporte.




Síntomas de la amaxofobia

Los síntomas de quien padece amaxofobia pueden ser clasificados en tres categorías: síntomas psicológicos, síntomas fisiológicos y síntomas conductuales. No obstante, quien la padece no necesariamente manifiesta la sintomatología completa.

Síntomas psicológicos
Se manifiestan en pensamientos negativos recurrentes. Éstos pueden llegar a tal grado que las personas aseguran representar un riesgo tanto para sí mismas como para los demás. Quienes padecen amaxofobia creen que podrían causar un accidente mortal y, por esta razón, se sienten incapaces de conducir. Bajo estas circunstancias, es común que presenten un elevado estrés, sentimientos de temor y episodios de pánico que los incapacitan por completo, hasta el punto de hacerlos entrar en estado de shock.

Síntomas fisiológicos
En situaciones de tensión, el organismo tiene diversas reacciones: aumento de la frecuencia cardíaca debido a los nervios, dolor en el pecho o en alguna otra parte del cuerpo, temblores, mareos, sensación de pérdida del conocimiento, sudoración excesiva, sofocación y falta de aliento. La fobia al volante puede ocasionar varios de estos síntomas.

Síntomas conductuales
Mientras el conductor se encuentre en una situación de estrés frente al volante, adoptará actitudes que no concuerden con su personalidad, como arranques de ira y agresividad o, por el contrario, sensación de incapacidad ante el reto que para él representa la acción de conducir.




¿Quiénes tienen este padecimiento?

Todos presentamos al menos un pequeño grado de ansiedad al conducir, debido al estrés natural que esta actividad exige. Sin embargo, este pequeño grado de ansiedad es muy distinto al desarrollo de amaxofobia.

En promedio, se calcula que entre 26 y 33 % de la población mundial sufre de fobia a conducir en algún grado. Cabe notar que, de la totalidad de los casos, apenas entre el 6 y el 12 % alcanza niveles paralizantes que conllevan la renuncia a tomar el volante.

Hace años se creía que la mayor parte de las personas que padecían este trastorno eran mujeres. Sin embargo, estudios realizados en España mostraron que en realidad la proporción entre hombres y mujeres es bastante más equilibrada: 55 % de quienes padecen amaxofobia son mujeres y 45 % son hombres.

También la edad juega un factor importante. Los estudios indican que los casos de amaxofobia se vuelven más comunes después de los 40 años.

Tratamiento

Tal como sucede con el resto de las fobias específicas, es posible superar la amaxofobia con el acompañamiento adecuado, un cambio de mentalidad y la puesta en marcha de un nuevo patrón de actividades que permitan al afectado recuperar la confianza necesaria para sentir tranquilidad al volante.

Por lo general, se recomienda a las personas que padecen amaxofobia someterse a una terapia cognitivo-conductual. Así, acompañados de su psicólogo, podrán avanzar paso a paso hasta volver a tomar el volante con la serenidad necesaria.

Es importante recordar que todos los conductores experimentamos un cierto nivel de ansiedad. Por ello, la clave para mantener una mente tranquila es preservar la confianza en uno mismo y evitar que los pensamientos negativos nos invadan.

Desde luego que esto no siempre es una tarea sencilla, pero con esfuerzo, perseverancia y fuerza de voluntad se pueden lograr los objetivos trazados. Así, la integración favorable y satisfactoria con el volante y el tráfico será cuestión de tiempo, y todo esto se traducirá en un estilo de vida sano y óptimo.




Fuentes:

• Estudio Fundación CEA: Comisariato Europeo del Automóvil

• www.psicologosmexicodf.com